2 de febrero de 2018

Los pies descalzos




Y ya no apuesto al 24. No quiero perder el tiempo entre lo irreal y la distancia de una manecilla del reloj.

En mi nuevo libro no caben perdedores, bailarinas de salón y mucho menos las tormentas eléctricas.

Entre el humo de los cigarrillos consumí las terribles ganas, cierta manera de sobrevivir y los besos de judas.

Desde entonces hasta ahora ha diluviado y la bohemia emigró en busca de un agujero negro, ya no tenía lugar.

Grita, no importa, el mundo está sordo y las campanas ya no tocan a duelo.


Ahora te toca recoger los añicos de tu alma pero ni te molestes, no encajan.

Pisé descalza, resucité y no estoy loca.

¡¡Buena Caza!!



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